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El prelavado de un tejido ignífugo es un proceso de lavado científico que se realiza antes de su uso o fabricación. No se trata solo de limpieza; es fundamental para estabilizar las dimensiones del tejido, activar sus propiedades ignífugas y eliminar los residuos químicos de la etapa de acabado. El primer lavado se considera el paso crítico que determina el futuro del tejido ignífugo, estableciendo si el material puede proporcionar una protección constante y fiable durante su uso posterior.

El prelavado es un paso clave en el acabado que consiste en un lavado controlado del tejido antes de su aplicación final (por ejemplo, en la fabricación de ropa de protección o cortinas). El objetivo de este paso es permitir que el tejido se adapte al estrés del lavado, libere la tensión interna y estabilice su rendimiento antes de su uso. Actúa como un «entrenamiento previo al empleo» del tejido, transformando el material ignífugo de un «producto semiacabado» a un «producto funcionalmente estable».
Un prelavado adecuado no solo previene cambios dimensionales posteriores, sino que también garantiza la estabilidad y durabilidad del efecto ignífugo. Durante el teñido y el acabado, suelen quedar residuos como agentes de apresto, aceites o tintes en la superficie del tejido, lo que puede interferir con la adherencia del retardante de llama a las fibras.
Entre los beneficios específicos del prelavado se incluyen:
Ignorar el prelavado o utilizar métodos incorrectos, especialmente lavados a alta temperatura o con álcalis fuertes, puede provocar una disminución drástica del rendimiento ignífugo, llegando incluso a su completo fallo. Un solo lavado incorrecto a alta temperatura puede inutilizar un lote entero de tejido.
Entre las consecuencias típicas se incluyen:
Antes de comenzar el prelavado, es esencial comprender las características de los diferentes tejidos ignífugos, ya que sus mecanismos de encogimiento y tolerancias de lavado varían significativamente.
La razón fundamental de la contracción de los tejidos ignífugos radica en las propiedades físicas de la fibra: la absorción de agua, el hinchamiento y la relajación térmica. Se trata de un cambio físico, no de un problema de calidad. En las fibras de algodón, por ejemplo, cuando el algodón ignífugo absorbe humedad, los enlaces de hidrógeno entre las fibras se reorganizan, lo que provoca la contracción tanto a lo largo como a lo ancho. Por ejemplo, un tejido ignífugo de algodón puro tratado con Proban® o Pyrovatex® puede encogertelun 2-3 % en el primer lavado. Los tejidos mixtos como el C/N 88/12 (algodón/nailon), con fibras de nailon que proporcionan soporte estructural, presentan una menor tasa de contracción.
Los distintos tipos de tejidos ignífugos presentan grandes diferencias en cuanto a su resistencia al lavado, lo que exige protocolos de prelavado específicos.
| Tipo FR | Características | Recomendación de prelavado |
|---|---|---|
| Resistente a la llama por naturaleza ( RLI ) | La propia fibra es ignífuga, por ejemplo, aramida, PBI. | Es aceptable un lavado a máquina suave, se recomienda una temperatura baja (30–40 °C). |
| Resistente al fuego | La capa FR se forma mediante unión química a la fibra, por ejemplo, Proban?, Pyrovatex?. | Debe utilizarse detergente neutro, con un control estricto de la temperatura del agua y del nivel de pH, evitando los álcalis fuertes. |
| FR desechable | Tipo con tratamiento superficial, utilizado principalmente para tejidos decorativos. | No debe lavarse previamente ni lavarse repetidamente. |
El prelavado de los tejidos ignífugos debe realizarse con una precisión casi de laboratorio. La clave de todo el proceso estándar reside en la delicadeza y el control, ya que los enlaces químicos de la capa ignífuga son extremadamente sensibles a las altas temperaturas y a los ambientes alcalinos.
Antes de comenzar, es vital confirmar el tipo de tejido, las restricciones de lavado y el estado del lote para evitar pérdidas.
El procedimiento correcto de prelavado generalmente consta de cinco pasos: inspección, remojo, lavado, enjuague y secado.
El secado y el planchado son las etapas finales del proceso de prelavado y también requieren un control estricto de la temperatura. El secado al aire libre es la mejor opción.
Realizar el prelavado no garantiza una tranquilidad permanente. Es necesario verificar los resultados del prelavado y aplicar las medidas de mantenimiento adecuadas durante su uso posterior.
La señal de un prelavado exitoso es que las dimensiones de la tela permanecen estables (la tasa de encogimiento cambia en o por debajo del 3%) y el rendimiento ignífugo no se ve afectado.
Minimizar las altas temperaturas, los ambientes altamente alcalinos y la fuerte exposición al sol son los tres factores críticos para prolongar la vida útil de los tejidos ignífugos.
R: No necesariamente. Se recomienda lavar previamente los tejidos ignífugos permanentes ( RLI ) y duraderos (p. ej., Proban) para estabilizar sus dimensiones y rendimiento. Sin embargo, los tejidos ignífugos desechables (principalmente para uso decorativo) no deben lavarsetel, ya que el lavado provoca que el retardante de llama superficial se filtre y pierda su eficacia.
R: No. Debe utilizarse un detergente neutro. Los detergentes alcalinos fuertes comunes o aquellos que contengan lejía o suavizantes están prohibidos, ya que reaccionan con los enlaces químicos de la capa ignífuga, lo que provoca una disminución grave o la pérdida total de su capacidad de retardar el fuego.
A: El estándar práctico para un prelavado exitoso es que la tasa de cambio en longitud y ancho, en comparación con las dimensiones previas al lavado, debe controlarse dentro del 3%. Esto indica que la tensión interna de la tela se ha liberado y estabilizado.